¿Qué tipos de almacenaje de mercancías existen?

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La semana pasada ya os hablamos del almacenaje de mercancías, pero, ¿qué tipos de almacenaje de mercancías podemos encontrar?
Como sabéis, son muchos los factores a tener en cuenta y que entran en juego para poder organizar los productos. Por ello, os explicamos una que aborda, desde el tipo de producto a almacenar, hasta la disposición de los productos.
 
 

A grandes rasgos, podemos encontrar cinco sistemas de almacenamiento.

 
 
Estos sistemas o métodos se diferencian en: el grado de protección, el tipo de producto, su papel en la cadena logística, su disposición y su régimen jurídico.
 

Grado de protección

 
Este sistema de almacenaje hace referencia a la infraestructura del almacén. En relación a este, podemos encontrar: almacén cubierto o descubierto.
 

    Almacén cubierto: como su propio nombre indica, se trata de una infraestructura cubierta. El tipo de mercancía que se guarda en él son aquellas que pueden verse dañadas por las condiciones atmosféricas.
    Estos sistemas permiten controlar las condiciones del espacio disponible. Es decir, regular la iluminación, temperatura, humedad, etc.

 

    Almacén descubierto: estos almacenes no cuentan con una infraestructura que proteja el espacio en el que se encuentran los productos. Normalmente, se almacenan productos relacionados con la construcción y no perecederos.

 
 

Según el tipo de producto que almacenan

 
Otra clasificación se basa en la naturaleza de los productos a almacenar. Es decir, si se trata de materias primas, productos intermedios, productos terminados, de repuesto, de accesorios, o de archivos.
 

    Materias primas: son los productos básicos necesarios en los procesos de producción. Se suelen destinar a almacenes cercanos a las cadenas de producción.

 

    Productos intermedios: son aquellos que se incluyen en productos que sirven como nexo en la cadena de producción. Se destinan a almacenes con una rápida y ágil manipulación de la mercancía, ya que han de estar siempre disponibles.

 

    Productos terminados: son los más conocidos, aquellos que se destinan a la venta final. El almacén guarda el stock final.

 

    Productos de repuesto: son aquellos que suelen comercializarse en la posventa de la empresa. Se conservan como salvaguarda de los productos ya puestos a la venta.

 

    Productos de accesorios: son productos complementarios para el proceso de producción, los productos posventa.

 

    Productos de archivos: en este espacio físico de almacenaje se guardan documentos: planos, normativas, facturas, archivos históricos, etc.

 
 

Según su papel en la cadena logística

 
La fabricación y puesta a la venta de un producto, conlleva una serie de etapas que se conocen como cadena de producción o logística. Por lo tanto, el almacenaje de mercancías también se puede dividir en relación a su pertenencia a cada una de esas cadenas.
 

    Almacén central: este sistema de almacenamiento se sitúa cerca de la planta de producción. De esta forma, se controla el flujo de mercancías; se controla el stock y se proporciona el producto necesario a los almacenes regionales.

 

    Almacén regional: se sitúa en puntos de gran consumo. Se intenta reducir los costos asegurando el abastecimiento a mayoristas y minoristas en el menor tiempo. Reciben los productos de los almacenes centrales a través de grandes camiones.

 

    Almacén de plataforma: funcionan de forma similar a los almacenes regionales, pero a una menor escala. Busca minimizar los niveles de stock para proporcionar un mayor servicio al cliente.

 

    Almacén temporal: facilitan y proporcionan la venta directa. Estos almacenes ofrecen un tiempo ilimitado para proporcionar el servicio al cliente final.

 
 

Según su disposición

 
En relación a la disposición que se realice de las mercancías en el almacén, se pueden diferenciar dos categorías: almacén por bloques y almacén convencional.
 

    Almacén por bloques: se forman bloques con la mercancía. Normalmente, viene paletizada para facilitar el almacenaje. Después, de apilan por bloques y se agrupan según el sector al que pertenezcan.

 

    Almacén convencional: se combina, en un mismo espacio, la mercancía en palets con los artículos sueltos. Tradicionalmente, es el sistema que más se ha utilizado. Se utilizan estanterías metálicas y carretillas elevadoras para acceder a los productos.

 
 

Según su régimen jurídico

 
Uno de los aspectos fundamentales a tener en cuenta la contratación de un sistema de almacenaje, es el régimen jurídico por el que se realizará la gestión. En función de dicho régimen, dependerán otros gastos derivados del almacenaje. Encontramos cuatro tipos de almacenes:
 

    Almacén propio: los costes suelen ser mayores debido a los gastos derivados de la posesión del local y la producción en sí.

 

    Almacén alquilado: únicamente asume los gastos que se derivan de la producción y realización de la actividad. No requiere costes iniciales.

 

    Almacén de renting: su funcionamiento es similar al de los almacenes alquilados. No obstante, los tiempos de uso que ofrece son mayores.

 

    Almacenamiento en leasing: por un precio determinado y acordado entre las dos partes, es alquila el espacio en cuestión. Este espacio, acabará siendo adquirido por la empresa que lo haya contratado.

 
 
Como veis, existen varias formas de clasificar el almacenaje de mercancías según diferentes parámetros. Muchos de ellos pueden llegar a ser complementarios, logrando así una eficiente organización y ahorro de tiempo y costes. La clasificación que se utilice será importante puesto que, como comentamos en el post anterior, el almacenaje de mercancías afecta a la cadena de suministro y, por lo tanto, a los clientes que contratan el servicio.
 
 

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